Creemos que hemos
nacido para no sufrir. Una extraña esperanza interna supone que la dicha reside
algunas vallas más allá. Nos deprimimos porque lo anhelado no ocurre. La
terquedad es una sombra estéril. El destino nos sorprende con sus caprichos y
devaneos. Oh vanidad tú que gobiernas los recovecos de mis requerimientos
terrenales, superfluos, ¿qué diligencias cuando mi alma está empotrada en el
fondo del pozo? El lodazal es nuestro agridulce hogar. Camino por el trapecio
con ángeles protectores que hoy son disidentes distantes, malhumorados. Nació
el hombre y nació el mal. Adán escogió el pasadizo equivocado y su hijo, por
celos y envidia, terminó siendo un asesino. Somos ladrones, egoístas,
orgullosos y miserables. La naturaleza humana totalmente estropeada es el amo
de todo quehacer, sin retorno. Unos gramos de luz no hacen la diferencia en
este infierno llamado planeta tierra ¿Cuál es el futuro de un árbol con una
raíz podrida? La jocosa e infecunda religiosidad pretende enrielar al hombre
mediante el fariseísmo refinado, el ritualismo adornado de teatralidad y
ornamentos bañados con harina blanca. Las pasiones son las cadenas y la pureza
un desafío colosal, casi absurdo. No lloraré hoy la tragedia de ser un don
nadie, de quedarme dormido en esa delgada cornisa. Eres un grano de arena más.
No, no eres especial. Tu madre que te amaba y te mimaba te mintió. El que es
irreversiblemente vulnerable no avanzará demasiado aunque lo procure con
desvelos. El alma es la puerta de salida del hombre, mediante la redención y la
gracia. Este puente llamado vida es una tormenta.
Del blog índice LAS
SOTANAS DE SATÁN