He bebido pisco y
vino toda mi vida, he fumado mucho, he visitado a chiquillas coquetas, he
apostado, he mentido, he sido desleal y mil más. El trasnoche en mí era una
rutina. Tengo 76 años y estoy muy enfermo. Estoy pedido. Hoy me toca emprender
la retirada, como dice el tango. Como mañana me presentó al confesionario me
compré un cuaderno universitario y registré mis pecados, llenándolo, con letra
pequeña. No reconocí al hijo que tuve por fuera por miedo a perder mi
matrimonio. Lo primero es lo primero. Cada vez que la parroquia está abierta
pregunto si hay misa y entro. No me pierdo ninguna. Por internet sigo todas las
homilías. Soy un consumidor insaciable de misas, desde hace diez meses. Si bien
estoy con mis sacramentos y papeles al día, sospecho que residiré en el quemante
purgatorio un milenio, a lo menos. Le entregué una millonada a mi esposa para
que me gestione tres mil indulgencias y todo lo que sirva. A mi nieta le grabé
el padrenuestro con música de reguetón. Cualquier rebaja en la condena la
agradezco desde ya. Por algunas transgresiones íntimas que le confesaba, el
sacerdote saltaba de su asiento, por la impresión.
http://lassotanasdesatan.blogspot.com
JAIME FARIÑA MORALES
ARICA-CHILE
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