sábado, 16 de agosto de 2014

AMOR DIVINO


Al decenio después que lo ordenaron sacerdote en la catedral empezó a frecuentar a Ingrid, la que sería el amor de su vida. Después de bautizar, perdonar pecados y de predicar de la santidad católica con convicción y fluidez, se entregaba con pasión y erotismo a Ingrid, quien le correspondía en todo, en todas sus fantasías, año tras año. La rutina de la parroquia no variaba y ella era religiosa en la ingesta de pastillas anticonceptivas. Al celebrar sus 20 años de concubinato, en el más absoluto secreto, el cura no fue capaz, y nunca lo fue, de contarle a su amada que una vez le fue infiel, en un largo retiro espiritual que se hizo en el sur. No tolera ver sufrir a su fogosa Ingrid, que con los años se deprimía horriblemente, de vez en cuando, porque la clandestinidad liquida la siquis de cualquiera. Es que ella anhelaba una familia normal y él el amor divino.



Del blog índice LAS SOTANAS DE SATÁN

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