Esta contracultura
impactó a una sociedad fría, consumista, materialista, conservadora, impía y
cínica, en donde los rockeros por tropel y muriéndose de a uno drogados eran la
maleza, la bestia impredecible en su selva de enredaderas hipnóticas.
La guerra de Vietnam transmitiéndose por la televisión con bolsas negras marchando a casa al compás de una guitarra alienada, la pastilla anticonceptiva elevada a la categoría de sacramento del sexo sin anillos, un racismo aprobado por la exasperante modorra y la religiosidad imperantes, esa forma única de vivir establecida por los amos, la marihuana como testimonio del credo y la búsqueda de una paz inviable, en medio de la andanada de meteoros, lo reventó todo. Celebraron un concilio ecuménico en Woodstock que resultó ser el epílogo de una utopía erigida sobre humo, pelos largos y coitos dúctiles. La existencia sencilla y dichosa a la que postulaban terminó siendo fatalmente compleja y tragicómica, ya que desde la era cavernícola, el ser humano siempre ha pactado o impuesto disímiles regímenes, por sobrevivencia o ambición. El relajo no es ni ladrillo ni muralla. Se alucinaron tanto que extraviaron la comisión, el espíritu y el supuesto rumbo, aburguesándose antes de tiempo, sin recato. A los horarios y sus corbatas de nudo perfecto se les reintegró con su arrogante y brillante corona. El melenudo rebelde se uniformó y es un soldado modélico de la maldita modernidad y de su asombrosa desidia, hasta hoy, y le reprocha a las nuevas generaciones de chiflados y desordenados la falta de mística.
La guerra de Vietnam transmitiéndose por la televisión con bolsas negras marchando a casa al compás de una guitarra alienada, la pastilla anticonceptiva elevada a la categoría de sacramento del sexo sin anillos, un racismo aprobado por la exasperante modorra y la religiosidad imperantes, esa forma única de vivir establecida por los amos, la marihuana como testimonio del credo y la búsqueda de una paz inviable, en medio de la andanada de meteoros, lo reventó todo. Celebraron un concilio ecuménico en Woodstock que resultó ser el epílogo de una utopía erigida sobre humo, pelos largos y coitos dúctiles. La existencia sencilla y dichosa a la que postulaban terminó siendo fatalmente compleja y tragicómica, ya que desde la era cavernícola, el ser humano siempre ha pactado o impuesto disímiles regímenes, por sobrevivencia o ambición. El relajo no es ni ladrillo ni muralla. Se alucinaron tanto que extraviaron la comisión, el espíritu y el supuesto rumbo, aburguesándose antes de tiempo, sin recato. A los horarios y sus corbatas de nudo perfecto se les reintegró con su arrogante y brillante corona. El melenudo rebelde se uniformó y es un soldado modélico de la maldita modernidad y de su asombrosa desidia, hasta hoy, y le reprocha a las nuevas generaciones de chiflados y desordenados la falta de mística.
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índice LAS SOTANAS DE SATÁN
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