sábado, 30 de agosto de 2014

DETRÁS DE LA PUERTA


Mi concubinato con Margarita hoy cumple diez años. Al principio no me casé con ella porque soy de la convicción de que la pareja debe conocerse bien primero, y evitar así lamentaciones o dramas en el futuro. A los años después le señalaba que lo responsable en toda boda era una casa amoblada. Pasan y pasan los semestres y los sólidos argumentos se me van acabando, mi filosofía se debilita, los discursos persuasivos se repiten y ya son absurdos. Pensándolo fríamente el hombre nace libre y de esta manera debería expirar. ¿Por qué atarse? El concubinato eterno concuerda con mis más firmes convicciones. Otros, no soportan la presión o amenazas y terminan dando el sí con una cara de felicidad que es discutible. Pocos llegan al final.


Del blog índice LAS SOTANAS DE SATÁN

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