Con mi trasero
hermoso y redondo como un zapallo perfecto estoy en condiciones de proyectarme,
de confiar en mi futuro. Soy una estudiante mediocre sin alternativas piadosas.
Es mi gran capital y lo administraré concentrada en una rentabilidad estable y
jugosa en el tiempo, hasta que la mísera depreciación acumulada de mi cuerpo haga
su sucio trabajo y me vea forzada a rebajar mi tarifa. He aprendido, con mucho
talento y esmero, a oler los saldos bancarios de los caballeros exitosos. Al hombre
pobre lo fumigo de inmediato. Una mujerzuela sabia es la primera en ahorrar e
invertir bien, copulando con un ábaco en la mano. Es sorprendente la hilera de varones
que están dispuestos a acariciar mi bello y curvilíneo capital sin regateos. A algunos
les bailo en la cara. Mi trasero es mi preciado don.
Del blog índice LAS SOTANAS DE SATÁN
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