Con el celular que
le asignó el Ministerio de la Vivienda llama a sus emparentados, amigos y
conocidos, aprovechando al máximo las horas que le asignaron por mes, por ser
del escalafón profesional. Como sufre de cierta ansiedad necesita mantenerse
comunicada todo el día, como un loro compulsivo. En algunas ocasiones las molestosas
llamadas laborales interrumpen con agresividad el inacabable contacto con su
numerosa y parlanchina familia. Sin el celular es una zombie amargada y se
aburre con las carpetas propias de la oficina. El Estado cancela el total de su
cuenta y ella se enfada por las pocas horas mensuales de su plan con la
telefónica, que entorpece su servicio a la nación, la gestión.
Del blog índice LAS SOTANAS DE SATÁN
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