Ver pasar a la
profesora una y otra vez, desear besarla una hora pedagógica sin parar,
comprarle flores y cantarle serenatas en la ducha. Por culpa de su ajustada
cintura nació lo que yo suponía que era amor. Intentaré disimular cuando la
mire como un bobo. Cuando ella me habló en el patio me paralicé. Cintura
soñada, curvas temblorosas. Yo era un enamorado más, un baboso más.
Del blog índice LAS SOTANAS DE SATÁN
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