Se juntaban en
el gran patio de la casa de Axel, con cervezas, cigarros y otros elementos de
apoyo como la marihuana y la cocaína. El anfitrión estaba enamorado o atrapado
por la bella Greta que siempre iba a las fiestas mas no accedía a las
peticiones sensuales del popular Axel. Las amigas y amigos, entre tanto humo,
no entendían tanta negativa y seguían bailando. Berenice, la amiga de Greta, le
señalaba que debía tomar una decisión o las animadas fiestas se terminarían,
tal vez para todos. La otra posibilidad era que Greta desapareciera del
escenario por un tiempo hasta su obsesionado seguidor se calme. Eso no era
posible porque ella era una fanática del perreo desatado. A ella le gustaba un
poco Axel mas no intimaría con él, con otros sí, mas con el anfitrión no, tal
vez por capricho. Las coquetas damas invitadas no comprendían nada. A Greta le
conocieron unos novios que eran unos vagos, por eso su posición era incoherente,
risible. Un sábado cualquiera estaban todos drogados y borrachos y Axel de
frente a Greta le grita descaradamente: “¡¡¡Greta, préstame el trasero, te lo
ruego!!! El bullicioso y lujurioso requerimiento se escuchó en toda la cuadra. La
bestia que vivía dentro de él explosionó por los aires. Berenice le pegó bajo
amenaza un fuerte codazo a su terca amiga y ésta al fin accedió a copular con
un angustiado Axel, con cierta discreción, que veía en el trasero de Greta el
premio mayor. Todas las damas sentían cierta pena por el generoso anfitrión y
un poco de rabia con la guapa y cínica Greta. La perseverancia dio sus frutos. Ahora
Axel y Greta son pareja de juergas y cierta tranquilidad en los espíritus se
tomó la noche. La intensidad y decadencia de las fiestas de Axel se
incrementaron, para dicha de todos. El anfitrión estaba más desprendido que
nunca. Berenice y las otras féminas invitadas quedaron admiradas por la
sinceridad de Axel y dijeron que si todos los hombres fueran honestos como él en
sus sentimientos este miserable mundo sería mejor y más solidario. El anfitrión
siempre fue directo, transparente y claro. A Berenice le daba asco la tanta
hipocresía de los machos y admiradores. Es que ellas nunca saben lo que un
hombre realmente está pensando, en cambio Axel era nítido, límpido.
Del blog índice LAS SOTANAS DE SATÁN
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