sábado, 19 de noviembre de 2016

(38) QUE VIAJE MÁS SEGUIDO


Por mientras el Romano Pontífice estuvo en mi país fui un hombre de fe, casi un diácono, un ser orante. Canté todos los cancioneros de la parroquia, caminé muchos kilómetros y me confesé con vigor. Hasta sentí el extraño deseo de leer con seriedad la historia de los santos, de vigilar. Escuché todos los sermones papales sin bostezar, en una actitud escolástica y con el corazón elevado. Claramente era un ser distinto y luminoso. Cuando el papa móvil pasó cerca de mí, brotó en mí una lágrima eclesial, sentí los pies en el aire. Acaricié una fracción del reino de los cielos. Hoy se cumplen veintidós años de su santa visita a nuestra nación. Hace veintidós años que no me confieso, que no voy a misa. Mi rosario se extravió.

 

 

 

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JAIME FARIÑA MORALES

ARICA-CHILE

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