En el
barrio de periferia “El Ofrendero” unos traficantes
apuñalaron por error a un humilde bodeguero de nombre Rony de treinta y años y
estando botado en el suelo una ágil reportera,
que estaba casualmente cerca, alcanzó a entrevistarlo en vivo para
la radio “Escarmiento” antes de que llegara la ambulancia, acompañado de dos compañeros
de trabajo y muchos curiosos. -¿Don Rony que sintió en la puñalada? –pregunta
la perspicaz periodista-.
-Mucho
dolor señorita, demasiado –contesta un Rony que se retuerce-.
-¿El
narcotraficante le dijo algo?
-Sí. Me dijo:
“Te voy a matar hijo de perra, por traidor”.
-¿Y
usted que le contestó?
-Señorita
periodista, nada alcancé a responder
porque me apuñaló de inmediato, atravesándome –el sufrimiento
era ya insostenible-.
- Don Rony,
¿qué le parecen el narcotráfico y los asesinatos en “El
Ofrendero”?
-Muy mal
señorita periodista, muy mal –contestó un agónico Rony que se desmayó de tanto padecimiento.
Tanto se
demoró la ambulancia en llegar que el humilde Rony murió de camino al hospital.
Un cadáver más, sin mayor importancia. Nadie quiere ingresar al peligroso
barrio “El Ofrendero”, ni siquiera los
policías o candidatos a diputado. La espontánea y audaz entrevista en vivo se
hizo famosa y sirvió de prueba en el tribunal para nadie terminara en la cárcel.