Nunca me convertí a Jesucristo realmente. Pienso que viví algo así como una experiencia intermedia, imposible de definir. Voy los domingos a la iglesia, me sé el cancionero de memoria y lo canto con amor, ofrendo con afecto, les he predicado del evangelio a varios, con paciencia. Nunca mi arrepentimiento fue totalizante, sólo fue por infracciones específicas o reiteradas. Acepto que Jesús es el Salvador de la humanidad, mas no es mi Salvador personal. Es lo que me indica el Espíritu Santo cuando le pregunto de rodillas. Estoy dando la media vuelta sin concluirla jamás. Con la primera tentación fuerte me quedo pegado o dubitativo. Me saboreo con algunos manjares de la impudicia con una careta. Guardar las apariencias todos los días del año es complicado. Por mi antigüedad en la asistencia dominical algunos me proponen para diácono. Mi lealtad al ritualismo es descollante. Los sermones me han reprendido mil veces. Siento el golpe, salgo de la parroquia y vuelvo a ser el carnal de calidad que soy. El orgullo es el tobogán al fuego eterno. Ser tibio es una noticia trágica. La decisión personal de la transformación es radical. La rebeldía es el boleto de primera clase al infierno.
http://lassotanasdesatan.blogspot.com
http://microcuentosson.blogspot.com
JAIME FARIÑA MORALES
ARICA-CHILE
http://lassotanasdesatan.blogspot.com
http://microcuentosson.blogspot.com
JAIME FARIÑA MORALES
ARICA-CHILE
No hay comentarios:
Publicar un comentario