Obviamente hay más arte y venas en la izquierda. No hay que dudarlo. El izquierdista vende sueños, mentiras, mitos, paraísos. En ese reino de fantasía y candores es más fácil escribir poesía, teatro, sátiras, novelas, tragedias y mucho más. Se enajenan sin ningún brío. Cuando hay que crear riqueza y prosperidad en el mundo visible no saben qué hacer y lloran de impotencia en silencio. Los experimentos socialistas en el planeta tierra han fracasado rotundamente, porque son una demencia ridícula. No entienden nada y así expirarán porque la altanería es invencible. Ser de izquierdas debería dar vergüenza mas el artista con una porfía sublime sigue creyendo que es posible instalar un gobierno socialista sin matar de hambre y angustia al pueblo. Es tal el cinismo que después de informarse del desastre económico, moral, social y sicológico de Cuba los pintores continúan hallando inspiración para vender humo negro refinado, maquillado, con una boina. Y como no hay libertad en la isla el poeta habanero jamás escribirá lo que realmente piensa y siente, con la tiranía comunista tomándole el cuello. Son pocos los marxistas consecuentes que han solicitado una visa para residir en Corea del Norte. En la izquierda habitan los ensueños, las utopías, los delirios, los cuentos y las patrañas. En lo suyo son imaginativos. Se alejan de las soluciones reales con gambetas repletas de talento y musas. El izquierdista moderno idolatra los placeres burgueses que ofrece el capitalismo de fuste.
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JAIME FARIÑA MORALES
ARICA-CHILE
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